jueves, 28 de marzo de 2013

La Secta de los mil ojos - Parte I





La aldea estaba arrasada. El fuego se lo habia tragado todo a su paso hasta que solo habian quedado los cimientos. Fuera quien fuera el causante había hecho un trabajo a conciencia. Las columnas de humo se abrían paso entre los edificios calcinados, haciendo que el desastre fuese visible desde lejos.




     Se acercaron cinco extraños a observar el caos. Cinco compañeros. Heroes por fuera, saqueadores por dentro. Su ultima empresa no había llegado a buen término, volviendo con los bolsillos más vacios de lo que estaban en un principio( y ya lo estaban bastante). Dos miembros de la variopinta compañia eran hombres corpulentos como armarios, intimidantes, mientras un tercero era más escuchimizado, pero con gran porte. Los otros dos miembros eran mujeres, una de aspecto primitivo y feroz y otra con un semblante que reflejaba la astucia de un montaraz.

     - ¿Qué es lo que ha pasado aquí?- pregunto el hombre delgado.
     -- El fuego ha arrasado por completo esta aldea, y dudo que fuera un accidente.- dijo la mujer cazadora.
     -- Busquemos entre las ruinas por si hay supervivientes- uno de los hombres se adelantó-, parece que desde que esto ardió nadie se ha acercado.

     Los cinco buscaron entre los restos, pero solo encontraban cadáveres humeantes de los aldeanos y ganado que allí vivian. Desde la distancia, escucharon un murmullo quejicoso que provenia de un edificio en ruinas. Al seguir el lamento, descubrieron a un anciano tendido sobre escombros y herido muerte, agonizando.

   Uno de los aventureros se tendió sobre él aprisa y le incorporó.
   -- ¿Qué es lo que ha pasado aquí?
   -- Hexedra...secta...-- el anciano apenas podia ligar dos palabras sin esputar sangre-- Vinieron...muertos...hijos de puta...

     Con esas ultimas palabras, el viejo cayó muerto, con los ojos sin vida mirando al infinito. Los cinco compañeros quedaron estupefactos, impotentes ante la muerte del unico superviviente de una aldea arrasada, y por lo que las palabras del anciano parecian reflejar se trataba de un genocidio.

   --Esto es un asunto peliagudo. Mejor no entrometernos o acabaremos como éste.-- dijo una de las mujeres.
  -- Espera Cazadora ,y piensa un poco. Qué mejor manera de hacer un poco de dinero que acudir a una ciudad que se anda con trifulcas de esta magnitud y ofrecernos como mercenarios. O si lo prefieres, justicieros.
   -- Hay una gran diferencia entre esos dos términos, amigo mio-- intervino el hombre corpulento de la lanza en la espalda.- Pues nadie, pese a sus pecados, merece morir por dinero.
    -- Los Dioses dictaminarán, Riker. Si los asesinos de esa secta deben ser juzgados, de seguro que en esa ciudad habrá quien nos pague por ello.

    Todos estuvieron de acuerdo, y más aun porque no tenian un plan mejor. Asi pues, tomaron el camino del norte hacia Hexedra, la ciudad de la desconocida y escalofriante secta secreta. ¿O no tan secreta?



1 comentario:

  1. No se por qué me da que esos "héroes" se van a encontrar con algo más que aventuras en la hexagonal Hexedra.

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